Esta semana, que ha sido la primera del segundo cuatrimestre,
voy a dejar a parte cualquier tipo de formalidad que no me corresponde para
expresar más cómodamente lo que ocurrió a 7 de febrero.
Entramos inocentes por la puerta de la clase, un poco tarde por
comprar nuestro material de cada día, para empezar a dibujar, pensábamos.
Pero ese mismo día, más o menos a la misma hora, había una manifestación
contra los recortes en la educación PÚBLICA, por supuesto, (de la que hoy en día
no podemos presumir frente a otros países de la unión europea cuyo porcentaje de
fracaso escolar es nulo y la motivación inmensamente mayor).
Y es por eso, creo, que el ambiente en clase no era ni por asomo
el de otros días. Nos esperaban unas palabras de bienvenida, breves en comparación
con el bofetón de buenos días. Y es un bofetón de buenos días precisamente por
que estábamos todos dormidos como siempre. Creo que todos los alumnos ese día
salimos de clase bien encendidos y sinceramente, al que no le hubiera afectado,
pobre de él.
Si la clase hubiera sido normal, nosotros hubiéramos pintado
mientras fuera, gente desconocida para nosotros luchaba por NUESTROS derechos y
los de nuestros hijos y así sucesivamente. Asique definitivamente, necesitábamos
despertar. Porque nadie va a crear nuestro mundo por nosotros, nuestro país (que
aunque ahora no sea algo de lo que enorgullecernos, es nuestro) y mucho menos
nuestra vida. Todo eso nos lo tenemos que resolver nosotros solitos pero muchos
jóvenes (yo incluida, hasta la fecha) piensan que crearse un futuro y una vida
es estudiar y sacar buenas notas como papa y mama dicen. A mí siempre me ha
corrido por las venas un poco de sangre rebelde pero simplemente no había
despertado porque no pensaba que se pudiera hacer algo, y si se podía hacer,
desde luego yo no tenía los medios.
Pero efectivamente, como bien nos contaron nuestros profesores
en clase ese día, para un golpista (que para el caso, es semejante a una
persona que controla un redil) lo primero es el ejército, los medios de
comunicación y después las universidades. ¿Por qué? Porque son centros llenos
de gente joven, con ganas de vivir, sin nada que perder, culta y LIBRE. Es por
todo esto por lo que somos veneno para los tiranos que ahora roban nuestro dinero
y nuestro futuro. Somos muchísimo más peligrosos de lo que pensamos y sobre
todo, no nos dejamos engañar tan fácilmente (o eso me parecía hasta que me di
cuenta de que yo incluida estaba en trance, en mi burbuja, enterándome de que
nos jodían y nos joden pero sin actuar en absoluto).
Por eso han aumentado en mi tanto la rabia, como las ganas de
unir a todos nuestros compañeros universitarios y todo aquel que pueda a pensar
un poco como lo hago yo gracias al bofetón. Deseo gritarles a todos mis amigos
que qué esperan de todo esto... qué esperan después de la carrera... qué
trabajo van a buscar... no va a haber trabajo para nadie y nuestro papel firmado
no va a servir para NADA. Vivimos pensando en un futuro perfecto y no existe...no
existe por que no lo estamos creando... nadie quiere enterarse de lo que pasa
fuera de sus casas o de las universidades. Vamos como borregos, con prejuicios,
con miedo a salirse de lo normal, siguiendo a la gente y haciendo lo que nos
mandan pero en realidad nadie es feliz con lo que hace… y como coño pretendemos
trabajar si no cambiamos el país... y como coño queremos cambiar el país si ni
siquiera somos capaces de seguir nuestro propio camino…tenemos que ser
brillantes en lo que hacemos, hacerlo todo de puta madre, lo mejor que podamos,
ser felices; empaparte de lo que pasa fuera y armarte moralmente… y cuando
seamos fuertes, cuando seamos los únicos aún en pie, entonces nadie nos dirá
nada por tirar la primera piedra a los golfos que roban nuestro futuro.
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