El
jueves 5 de esta semana dedicamos la clase a ver algunos de los trabajos ya
colgados y a hacer una pequeña evaluación tanto de esos trabajos como
cada uno en su interior del suyo ya que los comentarios podían aplicarse a
muchos casos más.
A partir de ahora el curso se va a plantear de una manera un
poco más relajada ya que alternaremos diferentes técnicas y estilos; sobretodo
hasta la visita del Guggenheim el fin de semana del 26, 27 y 28. Así que este
día viernes 6, empezamos con una pequeña charla de introducción al cubismo en
la que se nos explica su origen como contraposición al realismo del
renacimiento en el que destacaba la visión natural de la figura, se enmarcaba y
recuadraba sin dejar ver el proceso ni aceptar ningún fallo ni alteración del
orden. Antes del cubismo pasamos por supuesto por el impresionismo, las
primeras pinturas realizadas al aire libre, puente entre las dos disciplinas
tan dispares. Representa la realidad sin
distinción entre figura y fondo, tratando a todas las figuras por igual y con
una pincelada que no admite el detalle de épocas pasadas, todo lo contrario, se
empieza a sintetizar dichas figuras y los detalles son ignorados.
Al llegar por fin al cubismo y nombrar por encima a Picasso
y Braque hacemos una breve pausa en Mondrian, más conocido por cuadros como el
de arriba, pero esta vez nos fijamos en la serie de árboles: numerosos cuadros
del desarrollo de la síntesis de un árbol con los que entendemos el cambio de
mentalidad que se estaba sufriendo mucho mejor. Partimos de un árbol más
impresionista y poco a poco, ya que lo importante es el proceso, llegamos a
varias matrices que no tendrían precisamente ningún sentido sin entender el
proceso.
Tras
esta introducción, procedemos a pintarnos entre los compañeros unos a otros gracias
a unas fotos tamaño A4 de nosotros mismos que vamos intercambiando. Este es el
resultado de varios procesos en los que se sintetiza, se diferencian figuras,
se clasifican y se les da importancia y poco a poco tras ir transformando,
girando, borrando, jerarquizando, el fondo se introduce en la figura y conseguimos
mantener ambos al mismo nivel de manera que la figura se intuye pero no se ve. Es
como aquel que rompe un plato y recopila todos los pequeños trozos sobre la
encimera; al final lo que tienes son los trocitos del plato que te hacen intuir
lo que hubo ahí, sin embargo el plato ya no tiene la forma con la que lo
recuerdas o te lo imaginas.
Sin duda un proceso divertido, relajado y refrescante tras el duro trabajo realizado hasta ahora.