Al ponerme a trabajar en la propuesta sin haberlo meditado
antes con un proceso previo de tanteo y el día antes justo de la corrección,
como es de esperar, me bloquee.
Lo único que sabía era que quería recrear esas sensaciones y
espacios que había idealizado a partir de mis recuerdos del Guggenheim como ya
traté de dibujar en “los recuerdos del Guggenheim” y como había intentado también
materializar en una primera maqueta de madera. Estos espacios principalmente
tratan el tema de la luz ya que son paredes altas y estrechas totalmente
blancas, lisas y con formas serpenteantes que dejan escurrir la luz en menor o
mayor medida haciéndote sentir más o menos encerrado.
Esto lo abarqué en la rampa de entrada. Pronto me di cuenta de que ese espacio se quedaba muy pequeño pero a la hora de ampliar el trabajo hacia la plaza, no sabía de qué manera atajar el problema. Simplemente hice la maqueta sin saberlo (fallo mío).
Pero haciendo esta maqueta y completamente por casualidad
cambié mi propuesta.
Al tener que representar el Guggenheim de alguna forma para
saber cómo repercuten sus curvas en el resto del espacio, lo hice con un
material bastante moldeable y fácil de tratar que creó unos efectos mucho más
satisfactorios que los que yo conseguí con mi mal lograda y repentina
propuesta. Entonces decidí recrear esas curvas en mi proyecto que además
concordaban perfectamente con la idea principal de los espacios y sensaciones que
quería crear.
Con energías renovadas desde la última clase del curso, que
me animaron a retomar el proyecto, lo ataqué desde esta perspectiva mucho más
viable y desarrollable y barajé muchas opciones más sobre la marcha. Me extendí
por el parque que hay más allá de la explanada principal y conjugué las paredes
curvas y serpenteantes con los dibujos de jardines y colores del suelo. Con esto
pensé en hacer un juego de paramentos verticales ondulados que te hiciesen
perder la vista y la orientación ya que ascenderían a una altura mucho mayor que
la humana; sin embargo no había apenas dificultad de traspasar entre unos y
otros. Asique después de un consejo de mis compañeros (“¡Radicaliza tu
propuesta, Blanca!”) pensé en crear un laberinto con toda su definición donde
literalmente los transeúntes se perdieran.
A la vez que esta idea de laberinto se me venía a la cabeza
otra vez el concepto principal del tratado de la luz que había ido perdiendo y
pensaba propuestas paralelas como la de una doble altura en el parque. Tratada
como la maqueta principal de la que nació todo este hilo conductor, la doble altura
perforada por esas paredes blancas podían alcanzar un nivel deseable que
imaginaba muy apetecible.
Estas paredes onduladas que perforan la doble altura del parque (y dejan un espacio totalmente fluido en la planta baja)crean un tubo de luz que las traspasa desparramandose al llegar al suelo y creando un efecto de luz y penumbra que no podemos observar por numerosos fallos técnicos con los motores de renderizado de los cuales solo he podido rescatar esta imagen mientras veía la pantalla en negro. En la planta superior sin embargo se recupera ligeramente ese espíritu de laberinto.
estos son unos primeros pensamientos de esas últimas sensaciones que quería crear en las dobles alturas del parque.